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el gato se sigue riendo

...resulta que el conejo se fue.
El móvil que prometía nuevos senderos y un lugar al cual llegar se esfumó como nube de polvo lunar que siempre fue.
Y como sigue el cuento... la niña se sentó a llorar y a llorar. Sólo había una pequeña puerta y un pedazo de pan que decía cómeme y agua que decía bébeme.
Nunca antes de haberse encogido se había sentido tan sola y desamparada. A pesar de sus gritos y lloriqueos nadie llegó.
Pero esta vez no fue la chapa de una puerta la que le dio la respuesta... esta vez fue una hoja que de entre su océano blanco resaltaban unas letras... símbolos mudos que sólo gritan cuando los quieres oír. Libertad! -gritaban con un tono demi bold y en altas... grito más alto no podían susurrar.
La comezón nerviosa no se tardó en hacerse notar enrojeciendo la piel reseca por la sal de las lágrimas.
Entonces... sin la necesidad de comer el pan ni beber el agua salió mediamente de ese torcido mundo... pudo ver su casa... pero también seguía viendo a los flamingos, a la reina que ordenaba le cortaran la cabeza, al sombrero que rogaba por su presencia a la hora del té, a las flores que se burlaban de ella y... al conejo que se volvía a materializar en el aire.
Dos realidades unidas por un cordón umbilical que por más largo que fuera no se rompería; un útero que por más ancho no taparía una de las dos realidades... y por más delgado no permitiría ser atravezado.
...pero tenía un mapa otorgado por un librero que decía léeme, lástima que era muy mala ubicándose y se perdía hasta cuando imaginaba que era el chícharo dentro de un RÍO DE sopa, (deLiciOSo REMEDIO maternal) que triste que en eSos momentos no tenía a la mano la siniestra maravilla de google earth.

-cuándo se deshincharán los ojos?
-cuando dejes de llorar
-pero ya dejé de llorar
-no... las lágrimas siguen brotando

...y el gato se sigue riendo

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