stairway to heaven

Las llaves, la tarjeta, el teléfono, la libreta, agacha la cabeza, sube, no hagas ruido, no tanto como la ambulancia histérica que rompe el silencio enmarcado en pavimento. Un peldaño más, una mano, la otra, los pies vuelan, aire fresco y los ojos al cielo. Una vez más el caracol me ha llevado al cielo.

El cortinero necio a veces dice no entrarás fácilmente y es que cuando menos quieres hacer ruido se caen las llaves o el espejo que reposaba tranquilamente en la puerta, antes de ser miles de espejitos angulosos.

Tuve buena suerte, sigo viendo la luna hasta que cierro los ojos. También veo el techo de madera sangrante mientras pienso y pienso. Sigo siendo dueña de la hora de mi sueño, excepto por una noche: cuando decidí seguir decidiendo. Y así como se fue el funcionamiento del reloj, se fue la historia tormentosa basada en copos de nieve que caían sobre las dunas formadas por una mano; pirámides, ojos, estrellas, montes. Un adiós muy peculiar obligado por el motor principal que mueve mi osamenta.

Y cuando desperté el dinosaurio seguía ahí, la diferencia es que ahora ya no me importa.

Comentarios

Entradas populares