Sueñecito

Estaba alegremente de visita en los andes escarchados con diamantes. Traía una sonaja en la mano e iba montando un casechuara (especie de caballo pero con patas muy largas, ojos marrón, bigotes de gato y orejas redondas).

Un lindo sueño, dicen, es el guardían del descanso. Pero a pesar de mis heroicos esfuerzos sinápticos, mi descanso se vió interrumpido por un ¡Plop!

¿Pero qué clase de broma es esta? ¡No veo a Condorito caer!

Ahhh lo que se cae no es Condorito, son los restos del foco.
Ahhh lo que se cae además de los restos del foco son restos de mampara derretida
Ahhh lo que se cae además de los restos de la mampara derretida son restos de mampara incandescentes.
Ahhh lo que se cae además de los restos de mampara incandescentes son mis ingenuas expectativas de una vivienda perfectamente feliz. Se van así nadamás, felices como son y persiguendo las vibraciones que dejó a su paso el tren.

Pero así como un tren se va todas las noches, llega otro todos los días, dando pie a nuevos milagros. Ya fue un milagro haber salido, llegado, permanecido, cambiado, logrado y subido. Y ya entrados en materia de milagros, lo que sí es un verdadero milagro es que el piso no se haya caído.

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