el foco



...y que me pierdo de nuevo echando una ojeada a un caracol que volaba por mi ventana. Su rastro fluorescente pintó por un segundo las cortinas de nieve de limón. Y me quedé pensando: quién te dio permiso?, pasaste y revolviste el montón de hojas del jardín y por si fuera poco a tu paso te dejaste en cachitos. Ya no estás y estás aquí... burlón, sonriente... observador. Te crees muy listo porque te escondes detrás de mi y cuando volteo no te veo, pero cuando cierro los ojos te sientes seguro, pasas y rozas mi hombro, eso sí, no respiras para que no pueda notarte y yo sigo el juego... pero aunque no respires yo te respiro.
Nada nuevo... te sigo pensando y ni me di cuenta cuando el caracol se chamuscó las alas. oh! es un gusano! que asco!

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