El rumbo

Con el silbido de los pájaros nocturnos se ha acompañado perfectamente la duda.

Hace tiempo que cambié la dirección de mis sueños y ahora me devoran la impaciencia y la curiosidad. ¿Hasta donde llegará este otro camino empedrado?

Y no es tan fácil como cuando sueño que puedo volar y volverme aire al lado de los delfines plateados, aquí me muevo con los pies y manos.

Los apegos pesan más que la propia gravedad, pero sólo hay una forma de vivir y es viviendo.

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